LA FOTO PERFECTA PARA LA HISTORIA DE YEHUDI
Las fugas, las huídas, los compañeros!!!...Todos solíamos hacerlo para asistir a los ensayos de los innumerables solistas que nos visitaban. En épocas éramos tantos estudiantes del Alma Mater que unidos a más estudiantes de artes de la ciudad de Moscú representábamos un ejército a la entrada de la Gran Sala del Conservatorio mientras las “abuelitas” las bábushkas encargadas de revisar los pases al concierto se halaban la caballera sin atinar formas de impedir nuestro ingreso sin boleto.
A menudo se formaban bandadas de estudiantes. Corríamos por los gigantescos escalones. Las “abuelitas, las bábushkas” atrapaban a uno entre decenas de infractores y así burlábamos las seguridades para ingresar a estos importantes conciertos. Generalmente los boletos se agotaban a pocas horas de salir a la venta, o madrugabas a las cinco de la mañana para formar parte de una inmensa fila que por no decirlo, la mayoría de los festivales más dinámicos recaían en temporada de invierno cuando las temperaturas fluctuaban entre -5 y -20 grados de la escala de Celsio. Qué podíamos hacer, sino lograrlo: la unión hace la fuerza!. Meses antes, y cuando estos boletos se vendían nadie te aseguraba que a pesar de las largas filas pudiéses tener la suerte de hallar una localidad disponible.
Así vivía el Moscú de los años 80` y el de inicios de los 90`...
A menudo se formaban bandadas de estudiantes. Corríamos por los gigantescos escalones. Las “abuelitas, las bábushkas” atrapaban a uno entre decenas de infractores y así burlábamos las seguridades para ingresar a estos importantes conciertos. Generalmente los boletos se agotaban a pocas horas de salir a la venta, o madrugabas a las cinco de la mañana para formar parte de una inmensa fila que por no decirlo, la mayoría de los festivales más dinámicos recaían en temporada de invierno cuando las temperaturas fluctuaban entre -5 y -20 grados de la escala de Celsio. Qué podíamos hacer, sino lograrlo: la unión hace la fuerza!. Meses antes, y cuando estos boletos se vendían nadie te aseguraba que a pesar de las largas filas pudiéses tener la suerte de hallar una localidad disponible.
Así vivía el Moscú de los años 80` y el de inicios de los 90`...
Con esta suerte habíamos asistido a los conciertos de Horowitz a su regreso a Rusia en abril de 1986, Horowitz en Moscú – el último Gran Romántico. Por esta época se dio el concierto de Yehudi Menuhin en la Gran Sala del Conservatorio y en otras salas alrededor del 13 de noviembre de 1987 que la fecha exacta quien suscribe no recuerda con exactitud. El repertorio en la Sala Tchaikovsky unía a Menuhin con Igor Oiztrakh (hijo de David Oiztrkah), Valey Oiztrakh (nieto de David) bajo la batuta de Gennady Rozhdetsvensky.En 1987 en tiempo de noviembre durante un día cualquiera ocurría otra usual huída de las clases de Literatura Musical dictadas magistralmente por la Maestra Kazhénova.I.Vs; el fugado era el mismo estudiante.
La Maestra con justa razón desaprobaba las ausencias a sus clases, pero ella dejaba de preocuparse al verme de regreso; aunque, mostraba cierta extrañeza de que mi memoria contara los datos históricos y las tramas musicales de las óperas de muchas lecciones a las que yo no había acudido, generalmente por un ensayo de música de cámara o de mi repertorio solistico con el acompañamiento de mis concertmeisteres pianistas. Yo sin siquiera haber escrito apuntes textuales previos, sino más que un sinnúmero de rayas y figuras geométricas dibujadas en el cuaderno, me daba modos.
La profesora presentaba ejemplos temáticos de los personajes, el contenido de las óperas, oratorios y sinfonías y nos brindaba una gran idea del contexto sinfónico; todos los datos que introduje a mi cuaderno con apenas unas palabras y ese sinnúmero de líneas entrelazadas con figuras geométricas eran mi codificación memorística.
Durante los exámenes orales cualquiera que haya sido el “boleto feliz”, la hojita sorteada, escogida a ciegas contenía varias preguntas. A su respuesta la comisión de maestros evaluaba:
Nos daban un tiempo de preparación para la disertación durante 15 a 30 minutos. Irina Vasílevna solía murmurar a cada nuevo miembro de la comisión académica: “ese chico es genial, no tiene apuntes, nunca apunta mis conferencias y memoriza de inmediato mientras sus compañeros se hallan ensimismados en sus cuadernos apuntando literalmente cada palabra; en cambio él, ve y escucha – eso es todo!“.
Sinembargo se da la casualidad de que en el acto de descodificar mis apuntes se había procreado una memoria visual y asociativa para los datos cronológicos y otra para el discernimiento de los eventos y circunstancias - sin esta ayuda me era casi imposible aprenderme los nombres de las personas - mi secreto era entre otras técnicas: organizar mi mente en 2 tipos de bancos, uno para la memoria a corto plazo y otro para la memoria de largo plazo. En consecuencia los datos que no necesitaría para una tarea específica eran discriminados por los más útiles, y lo mejor recordado eran aquellos a los cuales les había atribuido un contenido emocional.
Los números que no podían ser guardados emocionalmente, simplemente los visualizaba como si fueran fotografiados por una "retina" capaz de imaginar un alto o bajo relieve. La causa de no recordar alguna fecha exacta de los sucesos acontecidos en esta historia tiene su causa en un impulso por discernir lo atemporal de las circunstancias, mismas que a continuación relataré, y es que sucedió así:
En época de exáminaciones las constantes ausencias a clase me obligaban a leer todo un libro la noche anterior, pero también en lugar de apuntes literales me servía del tip de la salvación: la mencionada *memoria gráfica y asociativa, sino emocional*. *En un papel dibujaba rayas y garabatos con números y palabras claves. Estas mismas señales luego alentarían a la memoria para encontrar el contenido de la conferencia, de la clase* – el resultado dibujado se asemejaría a un cuadro sinóptico.
Una noche, terminando la lectura de comprensión a las 5 de la mañana me quedo dormido. Al despertar calculo que jamás llegaría al examen y buscando una nueva oportunidad pues la hora señalada eran las 10:00, me dirijo al Decanato de Extranjeros del Conservatorio de Móscú donde a pocos metros de la calle me encuentra la profesora (quien a su vez era nuestra Decana). Caminando junto al monumento a P.I.Tchaikovsky que reposa a la entrada de nuestra Alma Mater, ella pregunta: Qué pasó?, te quedaste dormido, verdad?…Sí, leyendo libros – le digo. “Genio en una noche!”– acusa, y prosigue: “El jueves a las 11:00 te espero!” – sonríe y se despide moviendo la cabeza en grado de asentimiento.
Ya habiéndose adaptado a nuestra idas y corridas los profesores por fin aceptaban estas ausencias y abiertamente nos disculpaban a sabiendas de que al momento más preciso contaríamos con la materia actualizada; de no ser así, nadie tenía perdón.
Las huídas de sus clases eran disculpadas con dichos como: "el joven F.JV ama tanto la cultura Rusa que se da modos por asimilarlo todo; ahora mismo debe estar en un museo, o en alguna sala de conciertos sino en alguna clase magistral; una vez que practica su instrumento viene a clases para descansar, ya vendrá; toma la información, la reutiliza y viene luego por un tema nuevo!"...
No obstante de las ausencias repetidas, las conferecias de literatura musical (MUZLITERATURA) me eran sumamente atractivas al ser dictadas con la magistral claridad de la Profesora Kazhénova, nombre ilustre que traigo a acotación porque la historia que os relato, y me disculpe la Maestra, se dio gracias a una de estas fugas de su clase...
II.
Un hermoso noviembre por la premura y el secretismo que debía ser conservado so pena de ser descubierto nunca le informé a Irina Vasílevna la razón que motivaría mi próxima fuga. Y es que resultó así:
"Voy a hurtadillas hacia un lugar donde a nadie dejaban pasar y al menos no en las condiciones de un ensayo a puerta cerrada que efectuaría una conocida figura del ámbito musical clásico. Ya me habían comunicado en secreto que a puerta cerrada a la siguiente mañana ensayaría Yehudi Menuhin. Permanecí en el ensayo sentado pocos minutos en las bancas de la Gran Sala del Conservatorio. Mi premonición se torna efectiva - y pude entonces acercarme y subir al podium de la orquesta hasta que logré unicarme entre los primeros violines y grabé parte de este ensayo directamente en el escenario viendo frente a frente el trabajo del Maestro Menuhin que de manera concreta fraseaba con la batuta ante la orquesta sinfónica..."
Yehudi Menuhin, nacido en New York un 22 de abril de 1916 fue invitado a dar conciertos en Rusia habiendo pasado décadas de la emigración de sus padres ruso-judíos. El Maestro también tomaría la nacionalidad británica y sería conocido en el mundo con el título concedido de Sir.
La Maestra con justa razón desaprobaba las ausencias a sus clases, pero ella dejaba de preocuparse al verme de regreso; aunque, mostraba cierta extrañeza de que mi memoria contara los datos históricos y las tramas musicales de las óperas de muchas lecciones a las que yo no había acudido, generalmente por un ensayo de música de cámara o de mi repertorio solistico con el acompañamiento de mis concertmeisteres pianistas. Yo sin siquiera haber escrito apuntes textuales previos, sino más que un sinnúmero de rayas y figuras geométricas dibujadas en el cuaderno, me daba modos.
La profesora presentaba ejemplos temáticos de los personajes, el contenido de las óperas, oratorios y sinfonías y nos brindaba una gran idea del contexto sinfónico; todos los datos que introduje a mi cuaderno con apenas unas palabras y ese sinnúmero de líneas entrelazadas con figuras geométricas eran mi codificación memorística.
Durante los exámenes orales cualquiera que haya sido el “boleto feliz”, la hojita sorteada, escogida a ciegas contenía varias preguntas. A su respuesta la comisión de maestros evaluaba:
Nos daban un tiempo de preparación para la disertación durante 15 a 30 minutos. Irina Vasílevna solía murmurar a cada nuevo miembro de la comisión académica: “ese chico es genial, no tiene apuntes, nunca apunta mis conferencias y memoriza de inmediato mientras sus compañeros se hallan ensimismados en sus cuadernos apuntando literalmente cada palabra; en cambio él, ve y escucha – eso es todo!“.
Sinembargo se da la casualidad de que en el acto de descodificar mis apuntes se había procreado una memoria visual y asociativa para los datos cronológicos y otra para el discernimiento de los eventos y circunstancias - sin esta ayuda me era casi imposible aprenderme los nombres de las personas - mi secreto era entre otras técnicas: organizar mi mente en 2 tipos de bancos, uno para la memoria a corto plazo y otro para la memoria de largo plazo. En consecuencia los datos que no necesitaría para una tarea específica eran discriminados por los más útiles, y lo mejor recordado eran aquellos a los cuales les había atribuido un contenido emocional.
Los números que no podían ser guardados emocionalmente, simplemente los visualizaba como si fueran fotografiados por una "retina" capaz de imaginar un alto o bajo relieve. La causa de no recordar alguna fecha exacta de los sucesos acontecidos en esta historia tiene su causa en un impulso por discernir lo atemporal de las circunstancias, mismas que a continuación relataré, y es que sucedió así:
En época de exáminaciones las constantes ausencias a clase me obligaban a leer todo un libro la noche anterior, pero también en lugar de apuntes literales me servía del tip de la salvación: la mencionada *memoria gráfica y asociativa, sino emocional*. *En un papel dibujaba rayas y garabatos con números y palabras claves. Estas mismas señales luego alentarían a la memoria para encontrar el contenido de la conferencia, de la clase* – el resultado dibujado se asemejaría a un cuadro sinóptico.
Una noche, terminando la lectura de comprensión a las 5 de la mañana me quedo dormido. Al despertar calculo que jamás llegaría al examen y buscando una nueva oportunidad pues la hora señalada eran las 10:00, me dirijo al Decanato de Extranjeros del Conservatorio de Móscú donde a pocos metros de la calle me encuentra la profesora (quien a su vez era nuestra Decana). Caminando junto al monumento a P.I.Tchaikovsky que reposa a la entrada de nuestra Alma Mater, ella pregunta: Qué pasó?, te quedaste dormido, verdad?…Sí, leyendo libros – le digo. “Genio en una noche!”– acusa, y prosigue: “El jueves a las 11:00 te espero!” – sonríe y se despide moviendo la cabeza en grado de asentimiento.
Ya habiéndose adaptado a nuestra idas y corridas los profesores por fin aceptaban estas ausencias y abiertamente nos disculpaban a sabiendas de que al momento más preciso contaríamos con la materia actualizada; de no ser así, nadie tenía perdón.
Las huídas de sus clases eran disculpadas con dichos como: "el joven F.JV ama tanto la cultura Rusa que se da modos por asimilarlo todo; ahora mismo debe estar en un museo, o en alguna sala de conciertos sino en alguna clase magistral; una vez que practica su instrumento viene a clases para descansar, ya vendrá; toma la información, la reutiliza y viene luego por un tema nuevo!"...
No obstante de las ausencias repetidas, las conferecias de literatura musical (MUZLITERATURA) me eran sumamente atractivas al ser dictadas con la magistral claridad de la Profesora Kazhénova, nombre ilustre que traigo a acotación porque la historia que os relato, y me disculpe la Maestra, se dio gracias a una de estas fugas de su clase...
II.
Un hermoso noviembre por la premura y el secretismo que debía ser conservado so pena de ser descubierto nunca le informé a Irina Vasílevna la razón que motivaría mi próxima fuga. Y es que resultó así:
"Voy a hurtadillas hacia un lugar donde a nadie dejaban pasar y al menos no en las condiciones de un ensayo a puerta cerrada que efectuaría una conocida figura del ámbito musical clásico. Ya me habían comunicado en secreto que a puerta cerrada a la siguiente mañana ensayaría Yehudi Menuhin. Permanecí en el ensayo sentado pocos minutos en las bancas de la Gran Sala del Conservatorio. Mi premonición se torna efectiva - y pude entonces acercarme y subir al podium de la orquesta hasta que logré unicarme entre los primeros violines y grabé parte de este ensayo directamente en el escenario viendo frente a frente el trabajo del Maestro Menuhin que de manera concreta fraseaba con la batuta ante la orquesta sinfónica..."
Yehudi Menuhin, nacido en New York un 22 de abril de 1916 fue invitado a dar conciertos en Rusia habiendo pasado décadas de la emigración de sus padres ruso-judíos. El Maestro también tomaría la nacionalidad británica y sería conocido en el mundo con el título concedido de Sir.
Al final de los `80 esta visita a Rusia se entendía como si fuera el “regreso” de Menuhin y era recordado entre la estirpe de predilectos artistas intelectuales de Rusia que residiendo en Occidente seguían concatenados a su cultura. Fue uno de los tantos eventos históricos ocurridos en tiempos de la Perestroika. |
La ciudad entre los pormenores más emocionantes me había brindado tras escenarios (en el backstage de los momentos) los contrastes de la saliente época soviética. Se realizaron cambios sociales, econ{omicos y administrativos políticos que poco me hubieran representado sino fuera gracias a estas escabullidas secretas donde estaba la acción misma. Mi larga residencia de estudios en Rusia fue mucho más que una beca del Gobierno de la URSS y del Partido Comunista; mi mente estaba en las artes y en la oportunidad de aprender de las culturas del mundo ya que nuestra academia de colegio y su Conservatorio Superior, así como las escuelas de niños prodigio anexas eran para la época un templo de sabiduría a donde acudían gente de todos los continentes, razas y credos. La música era nuestro conector. Los teatros como el Bolshoi y otros eran nuestras extensiones académicas.
III.
Relataba enantes al lector que, había entrado en solitario a la Gran Sala del Conservatorio de Moscú donde Menuhin ensaya dirigiendo la Orquesta Sinfónica Estatal. Ensaya con ellos el violinista Vladimir Spivakov quien interpretaría en la noche unos de los conciertos para violin y orquesta de W.A.Mozart. En el descanso paso al camerino tras escenario a saludar a Sir Yehudi también conocido como Lord Menuhin of Stoke d`Abernon. Allí su entonces esposa Diana y el Maestro me reciben y debe haber sido sin sorpresa ya que se habrán habituado a mi presencia de hace pocos minutos en el escenario.
Diana es bella mujer de años y emana una dulzura religiosa, aire aristocrático intelectual sin poses, transparente y tierna; me llena de halagos en un inglés refinado que comprendo a medias. Su nombre completo es Diana Rosamond Constanza Gracia Irene Menuhin, bailarina, nacida un 12 de noviembre de 1912; moriría un 25 de enero del 2003. También fue conocida como Diana Gould, posteriormente como Lady Menuhin. *http://en.wikipedia.org/wiki/Diana_Gould_(dancer). La bailarina Anna Pávlova legendaria había descrito a Diana como “única bailarina inglesa que tenía alma” - se dice. Diana y Sir Yehudi se conocieron en 1944 y se casaron en octubre de 1947. Yehudi cuando pretendía a Diana decía de ella: “es la única mujer joven con quien me casaría”, se divorció de su primera esposa Nola considerando que con su primera pareja habían realizado grandes esfuerzos para preservar el matrimonio, pero el tiempo lo había cambiado todo.
Luego del ensayo ya en el concierto de la noche nos vemos y saludamos con Lady Diana y Sir Yehudi Menuhin. Pasamos un tiempo intercambiando fotos y bromas. Hablaba Diana de manera espontánea sobre temas que aparecen de improviso. Es la segunda vez que frente a frente puedo hacerle preguntas al Maestro. De esa temporada, por suerte de haberles visitado en el Concierto de la Sala Tchaikovsky de la Filarmónica Moscovita conservo más de un ticket de abordo al Metro de Berlin; de esos pases que utilizaba para varios días de movilización y que hasta entonces los guardaba, por olvido, en mi billetera. Hoy, todos los tickets están autografiados por Sir Yehudi. Al dedicármelos los revisa como preguntándose: “será este Berlin, el mismo lugar de mi muerte?…”, él mira una y otra ves los tickets del Metro de Berlín y otros de las líneas de bus de Frankfurt que le habrá parecido extraño encontrar en Moscú, los tickets del servicio de transporte público de una ciudad que hasta entonces se había isolado tras el Muro que separó a Oriente de Occidente. La mayoría de esos autógrafos fueron firmados en esa sala de la ciudad, la Sala Tchaikovsky.
La última vez que vi al Maestro en alguna coincidencia vio en mis manos una edición rusa de las Suites para Viola Solo (originalmente escritas para violoncello solo) del compositor J.S.Bach de quien estudiaba sus obras; y, una de las partituras me acostumbré a llevarla a todo lugar para memorizarla; y el respetable y tan amado protector de las juventudes musicales se apresta a dedicarme esta partitura con grandes razgos abstractos de su caligrafía; es en casi un octavo de la página que aparece la palabra, Menuhin.
IV.
A suerte de las circunstancias el primer estudiante de nacionalidad no soviética en la clase moscovita de Viola del Profesor Yuri Bashmet era el joven ecuatoriano que escribe estas memorias. Luego de conocer a Menuhin no se lo cuenta al profesor quizás y simplemente por olvido; sabía que ambos Maestros se tenían una especial deferencia y admiración.
Sir Yehudi, cordial, pensativo y positivo, espiritual y atento me es una figura cercana de la niñez porque en mi país no siempre tuve profesores dedicados al enseñaje salvo el invitado desde Moscú, el gran Maestro Nikolai Rogatchevsky quien estudió en la Escuela de Prodigios de Stolyarsky en Odessa. Antes de su llegada y esos años solitarios los compenso con música en la sala de la casa de mi padre a donde llevaba varios discos de acetato grabados por la firma DEUTSCHE GRAMMOPHON con cuya escucha "al oído - y sin partitura" aprendía algunos pasajes de obras para violín siguiendo las inflexiones del intérprete. El joven buscaba cosas cercanas a los sentidos, a las emociones resaltadas por un esfuerzo de practicar cada día en el instrumento; y es así que Menuhin era cosa de cada día – fue el primer "maestro virtual", su sonido y timbre, su colorido dieron soporte a mi intuición sonora durante esos años que son anteriores a la época de estudios intensivos de Moscú.
En ese entonces, en mi pre adolescencia organizo recortes de sus escritos. Sin embargo, nada se parece a su conversación donde menciona los valores humanos como un riachuelo espiritual que afina la percepción al momento de discernir cosas sencillas.
De hecho, en esta habitación de práctica en la casa de mi padre oro para que el encuentro con el Maestro se haga realidad. Es un reflejo espontáneo. Lo hago tan fehaciente como cuando aspiro al encuentro entre bastidores con Anne-Sophie Mutter, Igor Oistrakh, Valery Klimov, Oleg Krísa, Fedor Druzhinin, la Profesora Marina Yashvili, Victor Pikaizen, la Maestra Natalia Gutman, el Cuarteto Borodin, Zubin Mehta y otros intérpretes de la discografía casera obsequiada por mi maestro Nicolai Rogatchévsky. Y estos encuentros se dieron.
Casi todos llegaron a escucharme en sus clases dada la solicitud y gracia concedida por la amistad de años que profesaban mi profesor Nikolai con sus homónimos de profesión, siendo que varios de sus conocidos habían estudiado en la escuela de niños prodigios de Stoliarsky.
Más tarde conozco a mi futuro maestro el “buen Dmitri” Vissariónovich Shebalin (+1930/2013), violista de los Borodin durante 43 años, quien obtiene con el histórico y consolidado CUARTETO ESTATAL BORODIN el Record Guiness a su constancia de décadas conformando la que era una de las más distinguidas agrupaciones de cámara que daban la vuelta al mundo. En 43 años el Cuarteto realiza cientos de grabaciones de compositores cl´sicos, romanticos y contemporáneos.
En vísperas de mi ingreso al conservatorio moscovita mi colega mexicano Cuauhtémoc me había convocado a conformar el Cuarteto Latino y durante varios años estudiamos en la clase de cuarteto bajo la dirección del Maestro Dmitri Shebalín y de sus compañeros, a quienes amorosamente les llamábamos los “Borodines”.
Del magnífico violista de los Borodines quien era fiel amigo del silencio rara vez podías extraer en sus propias palabras historias que llevarían horas de amena conversación de tener el tiempo suficiente; pero pese a sus largos periodos de giras mundiales Dmitri Vissariónovich se daba modos para convocarnos y para monitorear nuestros avances brindando efectivas indicaciones, incluso visitándonos - citándonos en nuestra Residencia Estudiantil de la Malaya Gruzinskaya que no quedaba muy lejos de los edificios del Conservatorio, pero sí a un buen tramo en la zona de Krasnopresnenskaya y de su estación de Metro. Al buen Dmitri le era muy natural el abrirnos una ventana directa a la escencia de las obras, a la coloristica y técnicas propias adquiridas desde su experiencia con el Cuarteto y en cientos de escenarios; descubríamos así, quizás de más cerca el distintivo inequívoco de su rúbrica. A su padre el compositor Vissarion Shebalín por una amistad imperecedera con Dmitri Shostakóvich, el compositor le dedicó su cuarteto de cuerda (No. 2), la primera obra que escuché en los conciertos del Cuarteto Borodin de los años '80 e inicios de los ´90. Coincidía una programación contenida por uno de las tantas obras que ellos interpretaban de forma sublime y extraordinaria, el Cuarteto de Cuerdas N2 de Borodín.
Y...aquí es cuando entra en acción mi secreta doblecassetera de bolsillo por culpa de la cual quedó definido y registrado este repertorio interpretado en vivo por el *Cuarteto Estatal de Moscú BORODIN* en el Gran Hall del Conservatorio moscovita.
En Tokio, aún empírico antes de mi beca a Moscú me llevan a una gira para tocar en la NHK. Entre Tokio y Fujushima celebramos la conmemoración de la obra altruista de Hideyo Noguchi, científico que erradicó la fiebre amarilla en Ecuador. Allí uno de los guías traductores, luego de haber visitado la sede la metodología Suzuki me obsequia un cassette de magnetofón ocurriendo el año 1976-197?.
Retorno a casa con la versión de obras interpretadas por Menuhin que escuchaba cada noche antes de dormir. Aparece años después un obsequio donde estaba grabada una sonata de Beethoven. (Spring Sonata for violin and piano – Beethoven opus 24 F-dur N.-5) misma que años más tarde apurado por un largo viaje me vi obligado a abandonar en un cajón junto al registro magnetofónico inédito de una conversación de Igor, hijo de David Oistrakh que había servido de plantilla para una entrevista no publicada de la radio TV de Ostankino. Estos registros magnetofónicos suman las grabaciones “piratas” que se me permitió conservar del Maestro Menuhin y del Maestro Bashmet, y más obsequios.
El Profesor Yuri Bashmet se enteró de la existencia de sus propias grabaciones cuando mi ex maestra de viola Lidia Gúshina a la par de que lo felicitábamos por su maravilloso concierto le comentaba en camerinos:
-*Freddy graba todo lo que tú tocas, Yura!*. El Maestro, que para ese entonces recién me estaba conociendo como uno de sus nuevos estudiantes dibuja en un papel imaginario y pregunta:
- “Es decir lo graba a mano?”. Grabar y escribir es una sola palabra en ruso...
- “No, lo graba en audio…”. El Maestro sonríe y asiente:
- “pero, por ahora no lo publiques – me dice – acabo de firmar un contrato exclusivo con la compañia X!!!” – y así nos da la primicia de esta noticia.
Simple y llanamente había sucedido que en Berlin compré una costosa pero magnífica doble cassettera de mano que sabíamos era perfecta para los profesionales de la comunicación cuando hacían sus reportajes de campo, primeros aparatos tipo walkman, de la marca Sony. El costo de 250 dólares por algo así significaba un derroche de dinero, pero dado el buen uso que le daría lo adquirí en un almacén junto a la Alexander Platz suponiéndose que era una de las decisiones más correctas el llevarla a Moscú - la Mecca de la Música - y grabadora que supe camuflar toda vez en el bolsillo interior de mi saco para documentar conciertos maravillosos.
Así grabé a Bashmet y a Menuhin, a Horowitz y Spivakov, a sinfónicas e innumerables solistas.
V.
Me agrada recordar que, nuevamente en Rusia entrando por tren a través de la frontera polaca en el punto de aduana del lado ruso un oficial de la KGB mira con extrañeza este elemento puesto a tan abierta disposición de la mirada de los pasajeros del bagón; y se acerca indagando: "vienes de Berlín, la gente que pasa por aquí generalmente trae blue jeans para venderlos en el mercado negro; tú debes ser una persona distinta...a dónde llevas esta tecnología?!" - "a mi centro de estudios, soy músico" - "Ah, ya veo. Conservatorio de Moscú?" - "Lo intentaré. Por ahora me gradúo de su academia anexa!" - "Y este tipo de grabadoras usas para prepararte, para documentar tus estudios?!" - "Así, es!" - "Bienvenido de nuevo, solo mira que no te descubran al menos hasta que se susciten cambios que se avecinan!" - "gracias!..." - "yo tocaba violin en mi infancia - [agrega el joven oficial al despedirse] - amo a los clásicos!". Y así fue preasignado que con ayuda de este aparato también se grabarían mis prácticas, mis ensayos, y mis presentaciones estudiantiles; y, en tiempos de los concursos o conciertos propios les pediría a mis compañeros que lo hicieran por mí. La Maestra Gúshina apreciaba que en su ausencia, los ensayos con mi concertmeister estuviésen documentados en audio; trabajábamos muy objetivamente en su análisis. Por su lado el oficial de aduana había estado en lo cierto: se hablaba de la GLASNOST´ y pronto se plantearían otros aires a la vuelta de la esquina: la Perestroika.
La fidelidad del audio es excelente para aquellos tiempos tomando en cuenta que no contábamos con los avances tecnológicos de hoy. Tal parece que el pasado y el futuro hubieran sido marcados por una frontera.
Pues, sí – ya estamos en un futuro, ahora. Este presente es un mundo diferente de aquel que vivíamos: todavía hay grandes conflictos bélicos, económicosociales y políticos, pero también grandes hazañas; pronto habrá posibilidad de enviar cada vez un mayor número de sondas espaciales hacia Marte antes de que el primer ser humano efectúe su llegada al Planeta Rojo y se dará un vuelco al futuro tecnológico en la odisea espacial vista por nuevas y futuras generaciones.
Pero la reflexión a la cual quisiera llegar es que "la música: si fuese expresada por una criatura inteligente viviendo al otro extremo de las galaxias seguiría recordándonos la substancia que nos hace parte del Infinito pese a nuestras limitaciones; y, no obstante entre todas las músicas, el sonido más necesario para la serenidad de la especie humana sería el de la Consolación"
III.
Relataba enantes al lector que, había entrado en solitario a la Gran Sala del Conservatorio de Moscú donde Menuhin ensaya dirigiendo la Orquesta Sinfónica Estatal. Ensaya con ellos el violinista Vladimir Spivakov quien interpretaría en la noche unos de los conciertos para violin y orquesta de W.A.Mozart. En el descanso paso al camerino tras escenario a saludar a Sir Yehudi también conocido como Lord Menuhin of Stoke d`Abernon. Allí su entonces esposa Diana y el Maestro me reciben y debe haber sido sin sorpresa ya que se habrán habituado a mi presencia de hace pocos minutos en el escenario.
Diana es bella mujer de años y emana una dulzura religiosa, aire aristocrático intelectual sin poses, transparente y tierna; me llena de halagos en un inglés refinado que comprendo a medias. Su nombre completo es Diana Rosamond Constanza Gracia Irene Menuhin, bailarina, nacida un 12 de noviembre de 1912; moriría un 25 de enero del 2003. También fue conocida como Diana Gould, posteriormente como Lady Menuhin. *http://en.wikipedia.org/wiki/Diana_Gould_(dancer). La bailarina Anna Pávlova legendaria había descrito a Diana como “única bailarina inglesa que tenía alma” - se dice. Diana y Sir Yehudi se conocieron en 1944 y se casaron en octubre de 1947. Yehudi cuando pretendía a Diana decía de ella: “es la única mujer joven con quien me casaría”, se divorció de su primera esposa Nola considerando que con su primera pareja habían realizado grandes esfuerzos para preservar el matrimonio, pero el tiempo lo había cambiado todo.
Luego del ensayo ya en el concierto de la noche nos vemos y saludamos con Lady Diana y Sir Yehudi Menuhin. Pasamos un tiempo intercambiando fotos y bromas. Hablaba Diana de manera espontánea sobre temas que aparecen de improviso. Es la segunda vez que frente a frente puedo hacerle preguntas al Maestro. De esa temporada, por suerte de haberles visitado en el Concierto de la Sala Tchaikovsky de la Filarmónica Moscovita conservo más de un ticket de abordo al Metro de Berlin; de esos pases que utilizaba para varios días de movilización y que hasta entonces los guardaba, por olvido, en mi billetera. Hoy, todos los tickets están autografiados por Sir Yehudi. Al dedicármelos los revisa como preguntándose: “será este Berlin, el mismo lugar de mi muerte?…”, él mira una y otra ves los tickets del Metro de Berlín y otros de las líneas de bus de Frankfurt que le habrá parecido extraño encontrar en Moscú, los tickets del servicio de transporte público de una ciudad que hasta entonces se había isolado tras el Muro que separó a Oriente de Occidente. La mayoría de esos autógrafos fueron firmados en esa sala de la ciudad, la Sala Tchaikovsky.
La última vez que vi al Maestro en alguna coincidencia vio en mis manos una edición rusa de las Suites para Viola Solo (originalmente escritas para violoncello solo) del compositor J.S.Bach de quien estudiaba sus obras; y, una de las partituras me acostumbré a llevarla a todo lugar para memorizarla; y el respetable y tan amado protector de las juventudes musicales se apresta a dedicarme esta partitura con grandes razgos abstractos de su caligrafía; es en casi un octavo de la página que aparece la palabra, Menuhin.
IV.
A suerte de las circunstancias el primer estudiante de nacionalidad no soviética en la clase moscovita de Viola del Profesor Yuri Bashmet era el joven ecuatoriano que escribe estas memorias. Luego de conocer a Menuhin no se lo cuenta al profesor quizás y simplemente por olvido; sabía que ambos Maestros se tenían una especial deferencia y admiración.
Sir Yehudi, cordial, pensativo y positivo, espiritual y atento me es una figura cercana de la niñez porque en mi país no siempre tuve profesores dedicados al enseñaje salvo el invitado desde Moscú, el gran Maestro Nikolai Rogatchevsky quien estudió en la Escuela de Prodigios de Stolyarsky en Odessa. Antes de su llegada y esos años solitarios los compenso con música en la sala de la casa de mi padre a donde llevaba varios discos de acetato grabados por la firma DEUTSCHE GRAMMOPHON con cuya escucha "al oído - y sin partitura" aprendía algunos pasajes de obras para violín siguiendo las inflexiones del intérprete. El joven buscaba cosas cercanas a los sentidos, a las emociones resaltadas por un esfuerzo de practicar cada día en el instrumento; y es así que Menuhin era cosa de cada día – fue el primer "maestro virtual", su sonido y timbre, su colorido dieron soporte a mi intuición sonora durante esos años que son anteriores a la época de estudios intensivos de Moscú.
En ese entonces, en mi pre adolescencia organizo recortes de sus escritos. Sin embargo, nada se parece a su conversación donde menciona los valores humanos como un riachuelo espiritual que afina la percepción al momento de discernir cosas sencillas.
De hecho, en esta habitación de práctica en la casa de mi padre oro para que el encuentro con el Maestro se haga realidad. Es un reflejo espontáneo. Lo hago tan fehaciente como cuando aspiro al encuentro entre bastidores con Anne-Sophie Mutter, Igor Oistrakh, Valery Klimov, Oleg Krísa, Fedor Druzhinin, la Profesora Marina Yashvili, Victor Pikaizen, la Maestra Natalia Gutman, el Cuarteto Borodin, Zubin Mehta y otros intérpretes de la discografía casera obsequiada por mi maestro Nicolai Rogatchévsky. Y estos encuentros se dieron.
Casi todos llegaron a escucharme en sus clases dada la solicitud y gracia concedida por la amistad de años que profesaban mi profesor Nikolai con sus homónimos de profesión, siendo que varios de sus conocidos habían estudiado en la escuela de niños prodigios de Stoliarsky.
Más tarde conozco a mi futuro maestro el “buen Dmitri” Vissariónovich Shebalin (+1930/2013), violista de los Borodin durante 43 años, quien obtiene con el histórico y consolidado CUARTETO ESTATAL BORODIN el Record Guiness a su constancia de décadas conformando la que era una de las más distinguidas agrupaciones de cámara que daban la vuelta al mundo. En 43 años el Cuarteto realiza cientos de grabaciones de compositores cl´sicos, romanticos y contemporáneos.
En vísperas de mi ingreso al conservatorio moscovita mi colega mexicano Cuauhtémoc me había convocado a conformar el Cuarteto Latino y durante varios años estudiamos en la clase de cuarteto bajo la dirección del Maestro Dmitri Shebalín y de sus compañeros, a quienes amorosamente les llamábamos los “Borodines”.
Del magnífico violista de los Borodines quien era fiel amigo del silencio rara vez podías extraer en sus propias palabras historias que llevarían horas de amena conversación de tener el tiempo suficiente; pero pese a sus largos periodos de giras mundiales Dmitri Vissariónovich se daba modos para convocarnos y para monitorear nuestros avances brindando efectivas indicaciones, incluso visitándonos - citándonos en nuestra Residencia Estudiantil de la Malaya Gruzinskaya que no quedaba muy lejos de los edificios del Conservatorio, pero sí a un buen tramo en la zona de Krasnopresnenskaya y de su estación de Metro. Al buen Dmitri le era muy natural el abrirnos una ventana directa a la escencia de las obras, a la coloristica y técnicas propias adquiridas desde su experiencia con el Cuarteto y en cientos de escenarios; descubríamos así, quizás de más cerca el distintivo inequívoco de su rúbrica. A su padre el compositor Vissarion Shebalín por una amistad imperecedera con Dmitri Shostakóvich, el compositor le dedicó su cuarteto de cuerda (No. 2), la primera obra que escuché en los conciertos del Cuarteto Borodin de los años '80 e inicios de los ´90. Coincidía una programación contenida por uno de las tantas obras que ellos interpretaban de forma sublime y extraordinaria, el Cuarteto de Cuerdas N2 de Borodín.
Y...aquí es cuando entra en acción mi secreta doblecassetera de bolsillo por culpa de la cual quedó definido y registrado este repertorio interpretado en vivo por el *Cuarteto Estatal de Moscú BORODIN* en el Gran Hall del Conservatorio moscovita.
En Tokio, aún empírico antes de mi beca a Moscú me llevan a una gira para tocar en la NHK. Entre Tokio y Fujushima celebramos la conmemoración de la obra altruista de Hideyo Noguchi, científico que erradicó la fiebre amarilla en Ecuador. Allí uno de los guías traductores, luego de haber visitado la sede la metodología Suzuki me obsequia un cassette de magnetofón ocurriendo el año 1976-197?.
Retorno a casa con la versión de obras interpretadas por Menuhin que escuchaba cada noche antes de dormir. Aparece años después un obsequio donde estaba grabada una sonata de Beethoven. (Spring Sonata for violin and piano – Beethoven opus 24 F-dur N.-5) misma que años más tarde apurado por un largo viaje me vi obligado a abandonar en un cajón junto al registro magnetofónico inédito de una conversación de Igor, hijo de David Oistrakh que había servido de plantilla para una entrevista no publicada de la radio TV de Ostankino. Estos registros magnetofónicos suman las grabaciones “piratas” que se me permitió conservar del Maestro Menuhin y del Maestro Bashmet, y más obsequios.
El Profesor Yuri Bashmet se enteró de la existencia de sus propias grabaciones cuando mi ex maestra de viola Lidia Gúshina a la par de que lo felicitábamos por su maravilloso concierto le comentaba en camerinos:
-*Freddy graba todo lo que tú tocas, Yura!*. El Maestro, que para ese entonces recién me estaba conociendo como uno de sus nuevos estudiantes dibuja en un papel imaginario y pregunta:
- “Es decir lo graba a mano?”. Grabar y escribir es una sola palabra en ruso...
- “No, lo graba en audio…”. El Maestro sonríe y asiente:
- “pero, por ahora no lo publiques – me dice – acabo de firmar un contrato exclusivo con la compañia X!!!” – y así nos da la primicia de esta noticia.
Simple y llanamente había sucedido que en Berlin compré una costosa pero magnífica doble cassettera de mano que sabíamos era perfecta para los profesionales de la comunicación cuando hacían sus reportajes de campo, primeros aparatos tipo walkman, de la marca Sony. El costo de 250 dólares por algo así significaba un derroche de dinero, pero dado el buen uso que le daría lo adquirí en un almacén junto a la Alexander Platz suponiéndose que era una de las decisiones más correctas el llevarla a Moscú - la Mecca de la Música - y grabadora que supe camuflar toda vez en el bolsillo interior de mi saco para documentar conciertos maravillosos.
Así grabé a Bashmet y a Menuhin, a Horowitz y Spivakov, a sinfónicas e innumerables solistas.
V.
Me agrada recordar que, nuevamente en Rusia entrando por tren a través de la frontera polaca en el punto de aduana del lado ruso un oficial de la KGB mira con extrañeza este elemento puesto a tan abierta disposición de la mirada de los pasajeros del bagón; y se acerca indagando: "vienes de Berlín, la gente que pasa por aquí generalmente trae blue jeans para venderlos en el mercado negro; tú debes ser una persona distinta...a dónde llevas esta tecnología?!" - "a mi centro de estudios, soy músico" - "Ah, ya veo. Conservatorio de Moscú?" - "Lo intentaré. Por ahora me gradúo de su academia anexa!" - "Y este tipo de grabadoras usas para prepararte, para documentar tus estudios?!" - "Así, es!" - "Bienvenido de nuevo, solo mira que no te descubran al menos hasta que se susciten cambios que se avecinan!" - "gracias!..." - "yo tocaba violin en mi infancia - [agrega el joven oficial al despedirse] - amo a los clásicos!". Y así fue preasignado que con ayuda de este aparato también se grabarían mis prácticas, mis ensayos, y mis presentaciones estudiantiles; y, en tiempos de los concursos o conciertos propios les pediría a mis compañeros que lo hicieran por mí. La Maestra Gúshina apreciaba que en su ausencia, los ensayos con mi concertmeister estuviésen documentados en audio; trabajábamos muy objetivamente en su análisis. Por su lado el oficial de aduana había estado en lo cierto: se hablaba de la GLASNOST´ y pronto se plantearían otros aires a la vuelta de la esquina: la Perestroika.
La fidelidad del audio es excelente para aquellos tiempos tomando en cuenta que no contábamos con los avances tecnológicos de hoy. Tal parece que el pasado y el futuro hubieran sido marcados por una frontera.
Pues, sí – ya estamos en un futuro, ahora. Este presente es un mundo diferente de aquel que vivíamos: todavía hay grandes conflictos bélicos, económicosociales y políticos, pero también grandes hazañas; pronto habrá posibilidad de enviar cada vez un mayor número de sondas espaciales hacia Marte antes de que el primer ser humano efectúe su llegada al Planeta Rojo y se dará un vuelco al futuro tecnológico en la odisea espacial vista por nuevas y futuras generaciones.
Pero la reflexión a la cual quisiera llegar es que "la música: si fuese expresada por una criatura inteligente viviendo al otro extremo de las galaxias seguiría recordándonos la substancia que nos hace parte del Infinito pese a nuestras limitaciones; y, no obstante entre todas las músicas, el sonido más necesario para la serenidad de la especie humana sería el de la Consolación"
VI.
(...)
(...)
VII.
En días más recientes a la visita de Sir Yehudi, regreso al boulevard en Moscú donde solía sentarme al término de mis clases de viola. Podía volver día tras día con el objeto de analizar e interiorizar los consejos y secretos impartidos...
Es de tal manera, que sino tengo partitura alguna: practico mentalmente las tareas de viola reforzando técnicas del instrumento y proceso las recomendaciones de clase del maestro Y. Bashmet. De vez en cuando, casi conscientemente me distraigo observando el paso de unos pocos transeúntes y estudio en serenidad alejado del tráfico de las máquinas y su bullicio.
Luego, retorno a la residencia estudiantil de la Malaya Gruzinskaya donde a fuerza de trabajar escalas, estudios, vibrato y técnica del sonido con muchas notas largas, muy largas: siento los dedos calentados y listos para tareas que exigen cada vez mayor pulcritud frente a su complejidad.
Un día, sentado en este boulevard [Tverskoi Boulevard, cerca de la entonces calle “úlitza” Gértzena, o calle de Gértzen – hoy Bolshaya Nikitskaya] en mis manos aparece autografiada la partitura que en la primera página cuenta la dedicatoria firmada por Sir Yehudi Menuhin, el mismo libro de las SUITES DE J.S.BACH PARA CELLO SOLO (TRANSCRITAS PARA VIOLA). El boulevard, los árboles, la yerba, el aire se habrán percatado de cuan seriamente mi interior decidió profundizar en la obra del genio de BACH a partir de ese día.
Conservaba un tesoro y aún lo guardo celosamente. Permanezco horas sentado hasta que el viento crepuscular me encuentra en la tarea de memorizar en clave de DO [la de la Viola] los pasajes de una de las obras cumbres del Barroco. “En lugares así, se descubre belleza y consuelo”, diría Sir Yehudi.
En días más recientes a la visita de Sir Yehudi, regreso al boulevard en Moscú donde solía sentarme al término de mis clases de viola. Podía volver día tras día con el objeto de analizar e interiorizar los consejos y secretos impartidos...
Es de tal manera, que sino tengo partitura alguna: practico mentalmente las tareas de viola reforzando técnicas del instrumento y proceso las recomendaciones de clase del maestro Y. Bashmet. De vez en cuando, casi conscientemente me distraigo observando el paso de unos pocos transeúntes y estudio en serenidad alejado del tráfico de las máquinas y su bullicio.
Luego, retorno a la residencia estudiantil de la Malaya Gruzinskaya donde a fuerza de trabajar escalas, estudios, vibrato y técnica del sonido con muchas notas largas, muy largas: siento los dedos calentados y listos para tareas que exigen cada vez mayor pulcritud frente a su complejidad.
Un día, sentado en este boulevard [Tverskoi Boulevard, cerca de la entonces calle “úlitza” Gértzena, o calle de Gértzen – hoy Bolshaya Nikitskaya] en mis manos aparece autografiada la partitura que en la primera página cuenta la dedicatoria firmada por Sir Yehudi Menuhin, el mismo libro de las SUITES DE J.S.BACH PARA CELLO SOLO (TRANSCRITAS PARA VIOLA). El boulevard, los árboles, la yerba, el aire se habrán percatado de cuan seriamente mi interior decidió profundizar en la obra del genio de BACH a partir de ese día.
Conservaba un tesoro y aún lo guardo celosamente. Permanezco horas sentado hasta que el viento crepuscular me encuentra en la tarea de memorizar en clave de DO [la de la Viola] los pasajes de una de las obras cumbres del Barroco. “En lugares así, se descubre belleza y consuelo”, diría Sir Yehudi.
“Una realidad solo puede ofrecer consolación cuando es transformada” (Yehudi Menuhin) http://www.menuhin.org/ |
“La belleza, sobre todo en el aprendizaje y en la educación debería ser tratada como algo primordial!…”, lo explicaba Sir Yehudi en parecidas palabras.
– y pienso – “la educación debe basarse – sobre todo – en la belleza, como un sol que refleja sutilmente sus rayos y atenúa en las tardes los corredores del boulevard, el espacio y sus árboles. Eres un observador que ve las sombras y las luces, los reflejos y memorias, una cierta presencia, a veces parecida a la nostalgia; sensaciones teñidas en la banca de la meditación: un testimonio de la vida cambiante, de la sincronía, de la contemplación”. Sí, la vida debe tener casualidades inexplicables.
VIII.
Reencuentro un precioso regalo que Sir Yehudi deja a la posteridad: se trata de un film; mismo que si mal no recuerdo sería traducido como: *LA BELLEZA Y EL CONSUELO [CONSOLACION] EN LA MUSICA*.
Allí se habla de humanismo y de sentires explicados desde la visión del gran Maestro, y sobre todo de cómo los seres humanos nos debemos a la responsabilidad de disuadirnos de pintar la cruda violencia sin morbosidad, más con intento de pacificación, con el intento de pacificar el alma y los sentidos, de reflexionar sobre nuestros más primitivos impulsos; es una inflexión de crecimiento y evolución de nuestros dones artísticos lo que nos lleva a expresar una forma de consuelo ante la tragedia, la pérdida, como un intento de brindar esperanza y también reflexión a un mundo absorbido por el disturbio que provoca en nuestras mentes, y en los más jóvenes y en la infancia; la especulación nociva de los medios de comunicación de la información y los recuentos sobre las guerras y la destrucción, lo que debe cambiar.
Conservo una insipiente traducción que apuro a compartir con ustedes tratando de ser fiel al pensamiento de este gran músico, el genial violinista, sabia persona, luchador pro derecho de la infancia a la educación sistemática de la música en las escuelas y en la sociedad.
Un día de marzo de 1999, recibí la nefasta noticia de que el Maestro de Maestros había fallecido en Berlín y recordé sus palabras. Ya ha pasado mucho más de una década. En su memoria me permito publicar algo con el mayor de los respetos, quizás en un intento de comunión.
Sir Yehudi Menuhin hablaba de manera pausada, equilibrado, centrado, a veces meditativo, seguro. Sentarse a escucharlo habiendo recorrido ya el inicio de sus últimos años de vida era como sentir una brisa del boulevard en otoño. Llama a la imaginación un fiel momento de consuelo y el cromatismo de los árboles otoñales cuando la presencia del sol color naranja tenue se enlaza en el azul de la tarde e incide y sugiere los tonos de otro color.
Si hablara una banca de boulevard, diría: “es bueno saber:
la música permite tanto el maestro como al discípulo aprender día a día la intensificación de la luz y a su vez la pacificación de las dudas en medio del conflicto. Es como la relación de un padre y un amado hijo: en ambos está latente el deseo de perfección, existe el bien compartido, la razón, e incluso hay desesperanzas y junto a ellas: la esperanza” – no sé quien lo habrá dicho.
Quizás lo soñé, quizás lo leí, quizás lo escribí, quizás lo conversé casualmente; pero, lo atesoro en la memoria.
__________
Fuente:
*Intro mas anexo del compendium literario *Déjà-Vu* / “LOS BRAZOS ABIERTOS…”. 2007-2018. CAPITULO: Cartas a Helene. FJaramillov Memoires. Weebly, Master-Class EcMusic/FJaramillov Programs
– y pienso – “la educación debe basarse – sobre todo – en la belleza, como un sol que refleja sutilmente sus rayos y atenúa en las tardes los corredores del boulevard, el espacio y sus árboles. Eres un observador que ve las sombras y las luces, los reflejos y memorias, una cierta presencia, a veces parecida a la nostalgia; sensaciones teñidas en la banca de la meditación: un testimonio de la vida cambiante, de la sincronía, de la contemplación”. Sí, la vida debe tener casualidades inexplicables.
VIII.
Reencuentro un precioso regalo que Sir Yehudi deja a la posteridad: se trata de un film; mismo que si mal no recuerdo sería traducido como: *LA BELLEZA Y EL CONSUELO [CONSOLACION] EN LA MUSICA*.
Allí se habla de humanismo y de sentires explicados desde la visión del gran Maestro, y sobre todo de cómo los seres humanos nos debemos a la responsabilidad de disuadirnos de pintar la cruda violencia sin morbosidad, más con intento de pacificación, con el intento de pacificar el alma y los sentidos, de reflexionar sobre nuestros más primitivos impulsos; es una inflexión de crecimiento y evolución de nuestros dones artísticos lo que nos lleva a expresar una forma de consuelo ante la tragedia, la pérdida, como un intento de brindar esperanza y también reflexión a un mundo absorbido por el disturbio que provoca en nuestras mentes, y en los más jóvenes y en la infancia; la especulación nociva de los medios de comunicación de la información y los recuentos sobre las guerras y la destrucción, lo que debe cambiar.
Conservo una insipiente traducción que apuro a compartir con ustedes tratando de ser fiel al pensamiento de este gran músico, el genial violinista, sabia persona, luchador pro derecho de la infancia a la educación sistemática de la música en las escuelas y en la sociedad.
Un día de marzo de 1999, recibí la nefasta noticia de que el Maestro de Maestros había fallecido en Berlín y recordé sus palabras. Ya ha pasado mucho más de una década. En su memoria me permito publicar algo con el mayor de los respetos, quizás en un intento de comunión.
Sir Yehudi Menuhin hablaba de manera pausada, equilibrado, centrado, a veces meditativo, seguro. Sentarse a escucharlo habiendo recorrido ya el inicio de sus últimos años de vida era como sentir una brisa del boulevard en otoño. Llama a la imaginación un fiel momento de consuelo y el cromatismo de los árboles otoñales cuando la presencia del sol color naranja tenue se enlaza en el azul de la tarde e incide y sugiere los tonos de otro color.
Si hablara una banca de boulevard, diría: “es bueno saber:
la música permite tanto el maestro como al discípulo aprender día a día la intensificación de la luz y a su vez la pacificación de las dudas en medio del conflicto. Es como la relación de un padre y un amado hijo: en ambos está latente el deseo de perfección, existe el bien compartido, la razón, e incluso hay desesperanzas y junto a ellas: la esperanza” – no sé quien lo habrá dicho.
Quizás lo soñé, quizás lo leí, quizás lo escribí, quizás lo conversé casualmente; pero, lo atesoro en la memoria.
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Fuente:
*Intro mas anexo del compendium literario *Déjà-Vu* / “LOS BRAZOS ABIERTOS…”. 2007-2018. CAPITULO: Cartas a Helene. FJaramillov Memoires. Weebly, Master-Class EcMusic/FJaramillov Programs
IX.
“Las normas de la belleza se parecen mucho a la belleza de la mujer, de la naturaleza. Deben tener por detrás un temperamento vivo, el cual es capaz de extremos aunque se torne insípida. Debe tener la capacidad de arrebatamiento, de revuelta, de pasión, talvez de impaciencia y al mismo tiempo una gran ternura – y al mismo tiempo calor, promesa y esperanza. Y estas normas que tenemos, que precisamos o sentimos deben ser arredondeadas y no puntiagudas (la isolación-/separación, reducción de la tendencia de lo puntiagudo) aunque tengas pasajes crueles que tienen una cierta belleza. El paisaje más deprimente o devastador que alguna vez he visto fue una isla griega que sufrió una gran erupción volcánica hace más de 2000 años, y la mitad de ella estaba cubierta por una gran lava negra. Esta gran lava permanece caliente y todas sus formas aceradas, puntiagudas y que infunden temor, que no se puede caminar sobre ellas es como un infierno (si hubiese una imagen del infierno sería esa). Y el cielo, sería una tierra maravillosamente fértil capaz de producir, pastos, aceitunas, frutas y verdor. Actualmente tenemos formas de arte demasiado próximas a lo real, pero lo que quiero decir es que el arte de sublimar a lo violento y la forma de hacerlo es – como ya dije- esa belleza como la de la mujer con todas las capacidades referidas y al mismo tiempo bien proporcionadas. El arte de sublimar la violencia es diferente al arte de la TV donde nos muestran la crudeza, la sangre que nos obliga a ver con morbosidad inducida, que no sirve para propósitos de sublimación. Uno puede ver un cuadro de Goya donde están pintados los horrores de un asesinato, pero allí mismo hay un mensaje redentor, no se ve sangre correr – esa es la diferencia. El cinema y la TV a color se aproxima a la forma menos sublime de la cruel realidad, y como tal induce a crear reacciones de más violencia; o te produce una especie de armadura para sentirnos seguros en ese caparazón: “Qué puedo hacer?, pasa todos los días, en todo lugar hay violencia, no podemos hacer nada”- pensamos… Este caparazón creado, debe entonces protegerse a sí mismo para sentirnos protegidos, porque pasa todo el tiempo en la continuidad de toda nuestra vida y de nuestra memoria. El arte no es así. Censuro esa clase de arte. Beethoven te guía por esa belleza a través de sus disonancias y medios tonos, con una gran energía e intransigencia que nos impresiona pero al mismo tiempo se mantienen sublimados porque no se trata del acto violento. El arte te ayuda a reflexionar pese a que la belleza no siempre debe ser serena, aunque obviamente precisamos de eso: de serenidad y de meditación. Mas, sublimar nuestras emociones e impulsos más básicos puede contribuir a la creación de una sociedad civilizada”. (Yehudi Menuhin)
Links utilizados:
Perestroika
Vladimir Spivakov
Anna Pávlova
Sala Tchaikovsky de la Filarmónica Moscovita
DEUTSCHE GRAMMOPHON
Shebalin Dmitry (+1930.2013),
NHK Hideyo Noguchi
(Spring Sonata for violin and piano - Beethoven opus 24 F-dur N.-5)
David Oistrakh
Ostankino
J.S.BACH. Suites PARA CELLO SOLO
J. S. BACH
Edición original:
*DE LA BELLEZA Y CONSUELO EN PALABRAS DE MENUHIN*
Actualizado: 26.06.2018
Otros RELATOS del Compendium literario *Déjà-Vu* /
“LOS BRAZOS ABIERTOS…” (2007-2018):
CAPITULO: “LA DESPEDIDA!…”
CAPITULO: "LA BATA DE NATALIA"
CAPITULO: "COLOR DE AGUA"
Perestroika
Vladimir Spivakov
Anna Pávlova
Sala Tchaikovsky de la Filarmónica Moscovita
DEUTSCHE GRAMMOPHON
Shebalin Dmitry (+1930.2013),
NHK Hideyo Noguchi
(Spring Sonata for violin and piano - Beethoven opus 24 F-dur N.-5)
David Oistrakh
Ostankino
J.S.BACH. Suites PARA CELLO SOLO
J. S. BACH
Edición original:
*DE LA BELLEZA Y CONSUELO EN PALABRAS DE MENUHIN*
Actualizado: 26.06.2018
Otros RELATOS del Compendium literario *Déjà-Vu* /
“LOS BRAZOS ABIERTOS…” (2007-2018):
CAPITULO: “LA DESPEDIDA!…”
CAPITULO: "LA BATA DE NATALIA"
CAPITULO: "COLOR DE AGUA"