Podría decirles exactamente de donde proviene el vocablo NOKAiKUM o ÑUKAIKUM (NUKAIKUM). Eso, si recordara el lugar de proveniencia de la persona que por vez primera me lo pronunció. Era él un hombre radiante, elocuente, oriundo de algún lugar cercano a la comunidad Mapuche de Chile, una especie de Maestro indígena quien convocó mi atención a una palabra de voces centenarias, sino milenarias, casi olvidadas y que en otra hora significaba “LO NUESTRO!” (implícito el signo de admiración).
Esta acepción de “LO NUESTRO!” es un plural diferente, es un YO COMUNITARIO abstracto pero veraz, una especie de YO-NOS IDENTITARIO y no por eso menos existencial, pero sí comunal.
Si hubiese un parecido en nuestro idioma QUECHUA, o en QUICHUA o en otros de nuestra América, varios compañeros sabrán ilustrarlo mejor, les comento solamente el dilema.
NUKAIKUM o NOKAIKUM es como la descripción de un TODO – según el maestro indio Mapuche habría de explicárnoslo, a los presentes.
NOKAIKUM en el ámbito urbano moderno es la CIUDAD IDENTITARIA que experimentamos, la de vivencias y construcciones interiores al producir nuestros propios e individuales CRONOTOPOS URBANOS, véase el lado positivo de esta acepción. Cronotopos los de ahora, los nuestros, que por ser “ahora” forman parte “de uno” y están fuera del tiempo, en un pasado y futuro a la vez: siempre cambiantes así como cambian los recuerdos, las experiencias, las vivencias, los sueños y la memoria.
Esta acepción de “LO NUESTRO!” es un plural diferente, es un YO COMUNITARIO abstracto pero veraz, una especie de YO-NOS IDENTITARIO y no por eso menos existencial, pero sí comunal.
Si hubiese un parecido en nuestro idioma QUECHUA, o en QUICHUA o en otros de nuestra América, varios compañeros sabrán ilustrarlo mejor, les comento solamente el dilema.
NUKAIKUM o NOKAIKUM es como la descripción de un TODO – según el maestro indio Mapuche habría de explicárnoslo, a los presentes.
NOKAIKUM en el ámbito urbano moderno es la CIUDAD IDENTITARIA que experimentamos, la de vivencias y construcciones interiores al producir nuestros propios e individuales CRONOTOPOS URBANOS, véase el lado positivo de esta acepción. Cronotopos los de ahora, los nuestros, que por ser “ahora” forman parte “de uno” y están fuera del tiempo, en un pasado y futuro a la vez: siempre cambiantes así como cambian los recuerdos, las experiencias, las vivencias, los sueños y la memoria.
En cualquier parte que nacemos la ciudad es un interior. Cuando hacemos ciudad pensamos en ÑUKAIKUM, buscamos a un NOS singular que abarca a todo los demás, es un Yo inclusivo, amoroso. Cuando creamos ciudad, la verdadera, somos empaticos; concluye la urbe en LO PENSADO Y SENTIDO. Si solamente se tratara de un QUITO de acero y de cemento este YO COMUNITARIO y el NOSOTROS SINGULAR no tendría cabida: nuestra naturaleza perceptiva desaparecería.
La ciudad, debería contemplarse y sentirse en el lugar donde se ve luz y reflejo, verdor a cuestas, presente; hay luz en la historia de los antepasados como en la de los venideros, verdor de presentes y futuros, dádivas, el PRESENTE COMO DADIVA, no como tiempo.
La ciudad sentida significaría la esencia de los cronotopos individuales afines a nuestros cronotopos urbanos, la búsqueda identitaria en un confín de laberintos.
Alguna vez me atreví a “idiomatizar” el vocablo NUKAIKUM y les confieso que no tuve éxito. Si acaso en idiomas eslavos antiquísimos algo parecido se dilucida utilizando el dativo o en otros casos el instrumental con terminaciones en “UM-OM-AM-IIM, KUM,KIEM, OMU, etc”. Así, llega a vislumbrarse una frase con significados lejanos *Pues, como estamos* (o: *cómo somos – para nos-ellos* y, por tanto para Uno y Todos).
Apenas se podría describir en otros idiomas el pensamiento emocional, la perspectiva de inteligencia emocional inherente al lenguaje de los pueblos amerindios; como sea, la traducción literal un día me fue innecesaria. NUKAIKUM llegó a significarme para mis adentros: EL RESPLANDOR DE LO NUESTRO!.
La ciudad, debería contemplarse y sentirse en el lugar donde se ve luz y reflejo, verdor a cuestas, presente; hay luz en la historia de los antepasados como en la de los venideros, verdor de presentes y futuros, dádivas, el PRESENTE COMO DADIVA, no como tiempo.
La ciudad sentida significaría la esencia de los cronotopos individuales afines a nuestros cronotopos urbanos, la búsqueda identitaria en un confín de laberintos.
Alguna vez me atreví a “idiomatizar” el vocablo NUKAIKUM y les confieso que no tuve éxito. Si acaso en idiomas eslavos antiquísimos algo parecido se dilucida utilizando el dativo o en otros casos el instrumental con terminaciones en “UM-OM-AM-IIM, KUM,KIEM, OMU, etc”. Así, llega a vislumbrarse una frase con significados lejanos *Pues, como estamos* (o: *cómo somos – para nos-ellos* y, por tanto para Uno y Todos).
Apenas se podría describir en otros idiomas el pensamiento emocional, la perspectiva de inteligencia emocional inherente al lenguaje de los pueblos amerindios; como sea, la traducción literal un día me fue innecesaria. NUKAIKUM llegó a significarme para mis adentros: EL RESPLANDOR DE LO NUESTRO!.
Mientras pienso en NUKAIKUM-NOKAIKUM o ÑUKAIKUM esta palabra toma su propia connotación. Parecería que uno empieza a reconocerse: “NO ES LO QUE ME ACONTECE, SINO LO QUE VIVE EN MI-NOSOTROS!”. Podríamos sentir y pensar en NUKAIKUM cuando velamos por una radiante ciudad, por ejemplo *Quitus, LUZ de América*?. El resplandor de *NOS* es la memoria de sus ancestros y la identidad más allá de la historia contada y más adelante de los designios, el NO-LUGAR DE COMPARTIDAS UTOPIAS. Identidad es lo digno de conservarse - como el derecho al espacio público, el consenso para la sustentabilidad de ciudades amables, el derecho al arte, la música como derecho de la niñez y de la adolescencia, la Cultura que plantea y replantea los procesos evolutivos hacia el Buen Vivir, la construcción permanente y acceso a espacios urbanos que signifiquen atajos del tiempo para crecer en el conocimiento y en el desarrollo de las capacidades. Proyecto NOKAIKUM/WAORANI Extracto de conceptos *Conciertos Urbanos UIO* |